miércoles, 10 de diciembre de 2008

El Tango



A fines de 1900, Buenos Aires estaba repleta de inmigrantes y viajantes de paso procedentes de Europa y África. Estaban lejos de su hogar y buscaban compañía y consuelo en el alcohol, prostitutas y cualquier posible entretenimiento. Esta mezcla de culturas trajo un nuevo estilo de música formada por compases africanos, ritmos indios, influencias latinas y la música popular de la Pampa argentina.

Esta nueva música se apodó tango. Los historiadores argumentan que su nombre proviene del compás de tambor candombé africano conocido como "tan-go", o posiblemente de la palabra latina tangere (para tocar). La danza comenzó como una pantomima del diálogo entre prostituta y chulo. La improvisación desborda expresión emocional y gestos sugestivos. La monótona melancolía del bandoneon, instrumento germano similar al acordeón, acentúa esta coreografía sexual.

Durante el transcurso del siglo, estos toscos comienzos fueron dando lugar a estilos menos obscenos, que simbolizaban a las clases más bajas de Argentina. A lo largo de toda su evolución hay dos constantes: la música de fondo del bandoneon y la apasionada transformación de las emociones en danza.

Como ocurrió con muchas otras danzas, los europeos (sobre todo, ingleses) adoptaron el tango y lo convirtieron en algo propio. El resultado fue una danza muy potente, con amplios movimientos, gestos dramáticos, giros instantáneos de cabeza de una posición a otra. Agrupado con los otros estilos de bailes de salón progresivos (que siguen la línea de baile) para competiciones, el tango internacional incorporó muchas de las características del vals y el foxtrot, pero aún mantiene un carácter muy único que lo mantiene aparte de los otros bailes estándar.

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